lunes, 9 de mayo de 2011

Está claro que no quieres ir a casa, prefieres callejear y pensar en tus cosas. Yo pienso en lo cerca que estás, que estábamos todo este tiempo, y en lo lejos que se quedó aquella primera noche acurrucados en la arena; ahora desde aquí  no puedo oler el mar... La luna caleidoscópica se suspende con hilos de luz  y contemplo sus imágenes proyectadas, debería subirme al tejado y entrar en tu habitación por la ventana, comprobar que no estás ahí, que a estas horas prefieres callejear, y hasta puede que nos crucemos sin darnos cuenta siquiera, como la primera vez que nos vimos sin darnos cuenta y pensé,  te derribaré con mis besos y te quedarás para siempre.